Una madre compartió conmigo cómo, después de tener una discusión con su pareja, gritó a sus hijos, porque no podía gritarle a su pareja.

Lo entiendo. Lamentablemente, es mucho más fácil volcar nuestras frustraciones en nuestros hijos, que enfrentar lo que realmente nos molesta. Podemos sentirnos sobrepasados por todas las tareas domésticas que hay que hacer, o frustrados en el trabajo, o enfadados con nuestra pareja… La acumulación de todo esto puede hacer que gritemos a nuestros hijos.

Afortunadamente, hay una manera de manejar los conflictos con la pareja para que nuestros hijos no reciban nuestro enfado.

John Gottman, experto en matrimonios y relaciones, lo llama ‘soft startups’. Es muy parecido también al concepto de comunicación no violenta (CNV).

Hay tres cosas a tener en cuenta durante el soft startup: hablar sobre tus sentimientos, usar lenguaje descriptivo y pedir lo que quieres con claridad.

Hablar sobre tus sentimientos.

Esto significa que comienzas con «yo» en lugar de «tú». Hablar sobre tus sentimientos y necesidades. Al evitar las declaraciones de «tú», tu pareja no sentirá que le estás atacando y necesita estar a la defensiva. No hay nada malo en cómo te sientes, y por eso, no debería negar tus sentimientos.

Antes de continuar, solo quiero decirte que, mientras hablas de tus sentimientos y necesidades, eso no significa que le pidas a tu pareja que se haga responsable de ellos. Siempre eres tú la responsable de cómo te sientes y de satisfacer tus necesidades. Durante esta conversación, simplemente los estás expresando y luego, le pides ayuda.

Usar el lenguaje descriptivo.

El lenguaje descriptivo es simplemente observar lo que vemos (o usar cualquiera de los otros cuatro sentidos). Sería algo como describir exactamente lo que grabaría una cámara y con lo que todos los demás que vieran la grabación podrían estar de acuerdo. Cuando describes en lugar de evaluar, evitas culpar a tu pareja.

Por ejemplo, en vez de decir: «Nunca lavas los platos», dices: «Me siento estresado cuando veo el fregadero lleno de platos sucios».

Finalmente, pides lo que quieres con claridad.

No esperes que tu pareja te lea tu mente. Concéntrate en lo que necesitas que haga y pídelo con amabilidad.

Siguiendo con el ejemplo de los platos, puedes añadirle la frase anterior con, «¿Podrías lavarlos después de la cena?»

Debes estar preparado para que tu pareja exprese sus propios sentimientos y necesidades. Tal vez después de la cena, prefiere descansar a inmediatamente, lavar los platos. 

De esta manera, será cuando asumas la responsabilidad de tus propias necesidades. Si es tan importante para ti lavar los platos justo después de la comida, tal vez deberías hacerlo tú mismo y continuar la conversación con tu pareja para encontrar una manera de equilibrar el resto de las tareas. O tal vez, comprender las necesidades de tu pareja te facilitará dejar de lado tu necesidad de lavar los platos inmediatamente, sabiendo en algún momento los platos se lavarán.

Esta semana, piensa en un conflicto que tengas con tu pareja. Durante un momento en que ambos estéis tranquilos, y mejor cuando no haya niños cerca para distraeros de la conversación, menciona el conflicto utilizando las habilidades que te he enseñado en este articulo.

Durante las sesiones privadas de coaching, te ayudo a practicar estas habilidades para que estés preparado para cualquier posible conflicto con tu pareja e hijos. Al principio, puede ser difícil concentrarte en tus propios sentimientos y usar el lenguaje descriptivo, pero la aplicación de estas herramientas es la base para tener una relación familiar positiva y llena de amor. Contáctame para más información.

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